viernes, 1 de noviembre de 2013

Lo que no se puede, lo que yo no puedo y lo que se puede

    Ser crítico pero solo con lo que no te gusta. Eso lo hace cualquiera; un fanático, un conservador, un ignorante... eso es ser crítico a medias, que es lo mismo que no serlo. A todos nos disgustan muchas cosas, y en cierto modo sabemos por qué. Pero además descubrir y encontrar el error o la mentira en las palabras que nos reconfortan, en las ideas que nos atraen, en los discursos que nos inspiran... he ahí el reto y la dificultad.
   
    Reivindicar la justicia solo cuando su peso cae hacia el contrario. Exactamente por las mismas razones que lo anterior. Desde indignarse cuando se ve a alguien usando el móvil al volante pero ser indulgente con las tajadas con las que un amiguete conduce a veces, hasta lamentarse por el maltrato a los compañeros pero desear muerte y dolor para gente de otros ideales.

    Tener la mente abierta pero solo para la entrada, no para la salida. Si puedes adaptarte a lo nuevo, a los cambios, pero no puedes deshacerte de las ideas antiguas, que ya no valen, que no se sustentan, no haces, de nuevo, nada especial. Otra vez donde hay aliciente es en superar el miedo a abandonar aquello a lo que por reconfortante uno se aferra. Lo difícil es cuestionarse la validez o veracidad de las propias ideas, y convencerse mediante la superación de la duda planteada, no mediante la adaptación de la idea a nuestro gusto previo.






    Ser progresista y apelar a la bondad de la ignorancia y la utilidad tranquilizadora de la superstición.

    Amar la naturaleza como si fuera un tontorrón cuento de hadas en vez de un frágil equilibrio de fuerzas donde la lucha despiadada por sobrevivir a costa de matar es constante. No por ello dejar de sentir triste empatía por las presas, los parasitados, los enfermos, los que ven de cerca su fin.

    Ser feminista y simpatizar con el catolicismo, el budismo, el islam... y tantas otras formas obsoletas de ver la vida en que las mujeres aún no tienen el justo lugar que les corresponde.

    Ser progresista y simpatizar con la tradición inmutable.

    Ser progresista y tener miedo de experimentar lo nuevo, y con una cobardía irracional, nunca estar satisfecho con las pruebas a su favor.

    Ser progresista y buscar conductas en otros con el fin de odiarlos.

    Ser progresista y pensar que unas fábulas escritas por un pueblo primitivo en la edad de bronce y antigua, cuando las libertades sociales y los derechos humanos ni estaban ni se los esperaba, tienen algo que aportar más allá que el conocimiento histórico de un tiempo pasado y una organización social y moral superada mucho tiempo atrás, afortunadamente.






    Muchos seres vivos viven matando. Como poco, cada animal. Ningún ser vivo de este planeta, de poder planteárselo, sería tan tonto como para mortificarse por haber tenido la suerte de vivir bien. Todos buscan su bienestar y su mejora, sin tener en cuenta las consecuencias, sin importarles el resto, es más, aprovechándose del resto para conseguir un máximo de alimento, protección, y con ello descendencia, con el mínimo esfuerzo posible.
    Sólo el ser humano, que yo sepa, está dotado de inteligencia para comprender los límites seguros de su éxito como especie y actuar en consecuencia. Por esto, si se quiere mantener una prosperidad, sólo se puede apelar a su naturaleza más humana y racional.

viernes, 25 de octubre de 2013

"Memorias del hielo" de Steven Erikson

   <<—¿Que si es un viejo amigo? Pues sí, adoptamos a estos animales en nuestras tribus. Era eso o verlos morirse de hambre. Verás, resulta que fuimos responsables de esa hambruna.
    —¿Responsables? ¿Por algo así como cazar en exceso? Yo creía que tu especie estaba en comunión con la naturaleza. Todos esos espíritus, todos esos rituales de propiciación...
    —Toc el Joven -lo interrumpió Tool—, ¿te burlas de mí o de tu propia ignorancia? Ni siquiera el liquen de la tundra reposa en paz. Todo es una lucha, todo es una guerra por la dominación. Los que pierden, se desvanecen.
    —Y según tú, nosotros no somos diferentes...>>




   <<—Parece —dijo Itkovian mientras miraba el inmenso ejército que se había reunido a su alrededor— que no te hemos perdido, después de todo. El Jabalí del Verano  desprecia la obediencia ciega. Nos acompañarás, por tanto, señora.
    —Gracias, yunque del escudo.
    —Recluta, confío que no te engañes y creas que presenciar la destrucción de más k’chain che’malle va a silenciar los gritos de tu interior. A los soldados se les entrega una armadura para la carne y los huesos, pero deben elaborarse ellos solos otra para el alma. Trozo a trozo.
    La mujer se miró la sangre que le salpicaba el uniforme.
    —Ya ha empezado.
    Itkovian se quedó callado un momento y estudió a la recluta que tenía a su lado.
    —Los capan son un pueblo idiota al negarle la libertad a sus mujeres. Tengo la  prueba viva delante.
    La mujer se encogió de hombros.
    —No soy la única.>>




    << La presión no se mitigó. Comenzó a comprender, horrorizada, entre el dolor creciente en las piernas, el fuego en el pecho y la agonía seca y aguda de la garganta,
que era imposible huir. Iba a morir. Derribada como cualquier otro animal  condenado a convertirse en víctima del hambre de los lobos.
    Sabía que para ellos no significaba nada, lo sabía en el mar que era su mente, en el que se agitaba una tormenta enloquecida de pánico y desesperación. Eran cazadores y lo que residía en el alma de su presa no tenía relevancia alguna. Como ocurría con el antílope, el ternero bhederin, o el ranag, la elegancia y el prodigio, la promesa y el potencial, todo ello se reducía a simple carne.
    La lección definitiva de la vida, la única verdad enterrada bajo toda aquella  maraña de capas de engaños.
    Antes o después, comprendió la mhybe, no somos más que comida. Lobos o  gusanos, con un final abrupto o prolongado, no importaba nada en absoluto.>>





   <<—El que mató a esa cabra era rhivi —dijo Korlat después de un momento—. Tú y yo conocemos bien ese ritual, mhybe. Propiciación. Se invoca al espíritu misericordioso cuyo abrazo es necesidad. Las dos sabemos que ese espíritu invade a la cabra, o, de hecho, a cualquier criatura cuyo cuerpo va a alimentarte y cuya piel va a vestirte. Así pues, la bestia no grita, no clama. He sido testigo... y me he maravillado, pues es un hecho notable. Exclusivo de los rhivi, no en su intención, sino en su obvia eficacia. Es como si el espíritu que llega durante el ritual le muestra a la bestia un futuro mejor, algo que está más allá de la vida que ha conocido hasta ese momento...
    —Mentiras —murmuró la mhybe—. El espíritu engaña a la pobre criatura. Para que la muerte sea más fácil.
    Korlat no dijo nada.
    La mhybe se llevó el cuenco a los labios.
    —Quizá, aun en ese caso —continuó la tiste andii— el engaño sea un regalo... de misericordia.
     —No existe tal cosa —le soltó la mhybe de repente—. Palabras para consolar al asesino y a los suyos y nada más. El que muere está muerto, [...]>>




   << —¡Sacerdotes! —bufó el otro—. Maestros interesados del timo, estafadores de los crédulos, embusteros y...
    —Murillio, hay excepciones...
    —Todavía tengo que ver la primera.>>




    <<—Es que siempre se lo toman todo demasiado en serio, en mi opinión —murmuró la marinera.
    —Es lo que pasa con los prepotentes —respondió Zorraplateada con un asentimiento.>>





     <<—Las exigencias de uno mismo tienen prioridad, señora. Siempre; de otro modo no habría paladines. No habría ningún tipo de jerarquía. Los seguleh se verían regidos por mártires lloricas que pisotean a ciegas a los indefensos en su búsqueda del bien común. O nos gobernarían déspotas que se ocultarían tras un ejército ante cada desafío, que crearían con la fuerza bruta una reivindicación justificada del honor. >>




    <<—Ni una palabra más, Ganoes. Puedes pensar lo que quieras sobre ti mismo pero nosotros seguiremos viéndote como lo que eres, un hombre noble...
    —Noble...
    —No esa clase de noble, Ganoes. Hablo de la clase que uno se gana, la única clase que cuenta. Porque, en estos tiempos, no es tan fácil encontrarlo, diablos.>>

sábado, 5 de octubre de 2013

Café descafeinado.

    Resulta que acabo de descubrir que a lo que yo llamaba religiosidad descafeinada, en Estados Unidos lo llaman "Cafeteria religion" (se cambia el orden, se le pone una tilde a cada palabra y un 'de' en medio para que cobre más sentido y se tiene una fiel traducción). Es un término despectivo usado por puristas, fanáticos o literalistas para definir esa costumbre moderna de ser religioso eligiendo solo las cosas de la religión que a uno le gustan. Los que tratan de diferenciar la religión de la espiritualidad, además de ser a mi parecer creyentes descafeinados, se apartan del término "religión" por las connotaciones negativas que tiene en nuestra sociedad avanzada, donde no vendemos a nuestras niñas para que las viole un carca con mejor posición económica. También a mi parecer, esto no es más un truco de palabras para no denominarse religioso. Pienso que la nueva espiritualidad es la religiosidad avergonzada de sí misma, como el centrismo político -incluso el apoliticismo- <<no somos ni de derechas ni de izquierdas, somos los de abajo que van a por los de arriba>> es derechismo avergonzado de sí mismo. 
    Considero los dos ejemplos de propia vergüenza bastante fáciles de asociar cuando me fijo en mucha de la gente que me rodea, -aquí voy a ser despiadado- que como no ha tenido el valor de desarrollar una completa madurez intelectual por el miedo a la responsabilidad que ello implica, se mantiene en una perpetua adolescencia social, donde lo mejor que puedes hacer es encajar, ser bien visto, pertenecer al grupo de los guays, y siendo ya adulta no le queda más remedio que hacer mil piruetas para ignorar las disonancias y contradicciones que esto provoca. La religión está tan asociada al poder opresivo... Qué fácil es asociar al catolicismo con la represión sexual, las dictaduras, los genocidios, la amenaza del infierno, la contrarrevolución social... Qué fácil les es a algunos apartarse de estas ideas, no desear de todo corazón que yo me queme eternamente en el infierno, olvidar el machismo, la propagación y perpetuación de la ignorancia, el miedo, la intimidación, las violaciones...

    La biblia. En su día me la leí entera. Cuando era niño y no la había leído, escuchaba muy a menudo, a modo de justificación, -también lo he oído sobre el corán- que era un libro donde en ningún sitio te dice que hagas daño a nadie y sí en muchos casos que hagas el bien. Con lo fácil que es comprobar lo contrario leyéndola... Qué atrevida es la ignorancia. En la biblia, mezclados con los consejos de no matar y no robar y eso, hay mandatos divinos que son sencillamente repugnantes. No se salva ni el amigo Yisus.
    ¿Cómo se las arregla un creyente descafeinado para juzgar que es bueno respetar a tus progenitores pero no está bonito apedrear adúlteros hasta la muerte, mutilar gente por hurtar, apartarse de las mujeres cuando menstrúan como si fueran apestadas, o emborrachar a un padre y mantener relaciones con él a falta de otros hombres en las proximidades (el tema de Lot y su familia elegida para ser salvada tiene tela)?
    Esta pregunta que parece tener fácil u obvia respuesta se complica si la planteamos un poco más detalladamente: ¿en qué parte de la biblia te dice que no robar está bien pero violar a tu padre está mal? ¿Dónde en la biblia hay un índice donde te indica las cosas aceptables y las que no lo son de entre todas las que te pone que hay que obedecer? ¿Dónde dice que no es lícito asesinar, esclavizar, masacrar, aniquilar, colonizar guerras y genocidios mediante, a otras personas? ¿Sólo está mal si da la casualidad de que adoran al único dios verdadero, no han hecho nada malo a sus ojos y por supuesto no son mujeres? ¡Venga ya! En ningún sitio. Nuestra moral actual y moderna es muy superior a esa anticuada moral adaptada a un atrasado pueblo de pastores de las edades de bronce y antigua. Nuestra actual moral es muchísimo más avanzada y superior, y además es fruto de la Ilustración.


    El pensamiento ilustrado, heredero del humanismo renacentista, es el principio del fin para el pensamiento religioso, los argumentos autoritarios, la desigualdad, la opresión brutal que el poder imponía a la gran mayoría de las personas. Es la primera vez que alguien empieza a plantearse ideas tan alocadas como que si uno de tus jornaleros te disgusta no puedes atarlo a un potro y torturarlo con saña hasta la muerte.
    Ni los poderes aristocráticos (cómo puede haber hoy día curritos babeando por el Borbón, la de Alba o los de Mónaco, me parece tristísimo) ni los poderes religiosos movieron un dedo en esta moderna dirección, es más, hicieron todo lo posible por combatirla de la manera más brutal posible. Así como las revoluciones sociales modernas, conquistas sociales de trabajadores, de mujeres, de niños (resulta que los niños tampoco eran el objeto de prioritaria protección que son hoy día, ni mucho menos) son fruto del avance del pensamiento ilustrado esparcido por una mayoría harta de sufrir para para el excesivo placer de corruptos clero y nobleza, luego burguesía. La clave es esa. Pensamiento ilustrado esparcido entre mucha gente, todo lo contrario a lo que la religión representa, que como señala Richard Dawkins y yo comparto, enseña a la gente a sentirse satisfecha con respuestas que no son respuestas. Como también señalaba Christopher Hichens, en referencia a la aparente bondad del cristianismo moderno, no debemos olvidar cómo se comportaba la iglesia cuando tenía poder. No hace tanto tiempo de eso. Hay muchísima gente viva que podrá dar fe de lo que ocurría entonces.

    Un argumento que se me ha dado varias veces para defender la religión es el bien que hace en los creyentes un pensamiento alentador ante la incertidumbre y el miedo que muchas veces reinan en las vidas de las personas. Bueno, hay un concepto bastante conocido, el del "opio del pueblo", sobre el que se puede pasar uno meditando todo el tiempo que haga falta hasta comprenderlo. Si es eso lo que defienden, que sí lo es, no tengo nada más que decir.


Anda que no se mofarían estos de necesitar un intelecto para sobrevivir y utilizarlo para pensar sobre los comportamientos de los hechos a imagen y semejanza de Crom.


    A veces pienso que me paso demasiado tiempo leyendo y viendo vídeos sobre religión, posiblemente esté mejor informado sobre el tema que la mayoría de los religiosos. Pienso que informarme sobre religión no me va a apartar más de ella de lo que ya lo estoy, que en mi caso es llover sobre mojado. Bueno, hoy ha merecido la pena encontrar este pequeño descubrimiento.

viernes, 20 de septiembre de 2013

"¿Está usted de broma, Sr. Feynman?" de Richard Feynman, Ralph Leighton, Edward Hutchins

    "No sé qué le pasa a la gente: no aprenden comprendiendo; aprenden de alguna otra forma, por la rutina, o de algún otro modo. ¡Que frágil es su conocimiento!"


    "Uno se pasa todo el tiempo diciéndose: <<Yo podría hacer tal cosa, si quisiera, pero no quiero>>, lo cual no es sino otra forma de decir no puedo."


    "Los demás estudiantes de la clase me interrumpieron: <<¡Todo eso ya lo sabemos!>>.
    <<¡Ah! -les dije-, ¿de veras? Entonces no es tan maravilla que yo pueda ponerme a vuestra altura en tan poco tiempo, después de haberos pasado cuatro años estudiando biología>>. Habían perdido el tiempo aprendiéndose de memoria bobadas como aquella, que podían consultarse en quince minutos."






    "Había en esa conferencia un montón de tontos, de tontos pedantes, y los tontos pedantes me crispan. Los tontos corrientes no tienen nada de malo; se les puede hablar, se les puede ayudar a salir de su situación. Pero los tontos pedantes -tíos que son imbéciles y se dedican a disimularlo a base de impresionar a la gente haciéndoles ver lo maravillosos que son a base de palabrería-... ¡A ESOS TONTOS NO PUEDO AGUANTARLOS! Un tonto ordinario no es un estafador; un tonto ordinario no es más que eso, tonto. Y ya está. ¡Pero un tonto deshonesto es algo terrible!"


    "Resulta muy peligroso practicar semejante política educativa, a saber, enseñar solamente a los estudiantes cómo lograr ciertos resultados, en lugar de enseñarles a realizar experimentos con integridad científica.
    Así pues solamente les deseo a ustedes una cosa: la feliz suerte de encontrarse en algún lugar donde tengan ustedes libertad para mantener la clase de integridad que he descrito; un lugar donde no se vean obligados a perder su integridad científica para mantener su posición en la organización, o lograr respaldo financiero, o lo que sea. Que tengan ustedes esa libertad- Así sea.

domingo, 18 de agosto de 2013

Inocencia inteligente

    De paseo por el monte, nos cruzamos una pareja con una niña pequeña, de unos seis años. El hombre le dice que por allí hay hadas y gnomos. La niña, al escuchar esto se para, se da la vuelta y le pregunta: 

   -¿De verdad?
   -Sí, porque en estos bosques es donde vivían las hadas y los gnomos.

   Entonces ella, con un tono bajo y pausado, que demuestra la mezcla de emociones que le supone oír algo inverosímil que proviene de alguien adulto en quien confía plenamente, algo que se resiste a creer, dice:

   -Pero las hadas... Nunca se ven...

   Luego siguieron adelante y ya no oí más porque la mujer, que iba por detrás, se paró a preguntarnos por el recorrido del camino del que veníamos.
 
 
    Me conmovió la niña. Sentí cierta tristeza solidaria por ella. Por tantos como ella.
    

ESCUCHAD, RIDÍCULOS ADULTOS. ¡EL REY VA DESNUDO!




   Va por ti, pequeña.


domingo, 21 de julio de 2013

El gas de la risa

   Se presentó la oportunidad de dar un paseo por la capital, era domingo y estaba repleta de provincianos y turistas. Vi un grupillo de gente con ropas de colores  vivos vendiendo bisutería artesana expuesta en unas mesas plegables cubiertas con tela. Un pensamiento en alto: ah, la ironía: alties vendiendo cosas inútiles a miembros de una sociedad industrial a quienes sobra el dinero como para comprarlas.

   Como tengo la manía de escucharme con los oídos de quienes piensan diferente a mí, y como tenía en ese momento con quien comentarlo, alguien que había escuchado mi comentario que me confirmara la impresión que puedo dar a veces, vi que puedo parecer a ojos de quien no me conoce un amargado, un hater, pero... Quien me conoce bien sabe que yo siempre me he reído hasta de mi sombra, y una de las cosas que más me hace gracia en esta vida es la seriedad con que muchas personas adultas llevan ideales y creencias... tan graciosos.






    En mi primera adolescencia ya me gustaba la figura de Elvis. Supongo que por eso es que se me ha quedado la escena de una película donde un viejo (a esa edad todos los que pasan de 40 lo son y ahora ya no recuerdo con detalle) hecho y derecho afirmaba sin asomo de duda que a Elvis lo habían matado las compañías telefónicas.
   En mi inocencia de entonces, pensé que no era más que una escena de humor absurdo que como tal, como debe ser, estaba ahí metida sin venir mucho a cuento.

   Vivir para ver. Estaban mostrando la realidad y riéndose de ella como yo ahora.

  No sé cómo de hechos y derechos se considerarán a sí mismos esos que afirman que los ateos utilizamos las estelas de los aviones para envenenar a los ángeles o sea la que sea la cosa tan graciosa que les gusta pensar sobre eso.


sábado, 13 de julio de 2013

El tema de la chabola

Rehusé ser quien quisieron que fuera, rechacé lo que tenían preparado para mí.
Soy quien soy y he pagado mi precio, sigo pagando mi precio en cada momento.

Me educaron en una teórica igualdad de oportunidades y me prometieron el éxito si me esforzaba, me hablaron de mi papel entre los demás, mi libertad, mi independencia, la recompensa que habría de llegar tras mi esfuerzo. Era mentira, y aunque quienes me la contaron creían en ella, no dejó de ser mentira.

Y entonces me pasé varios años hundido, fue el precio de mi particular rebelión, bien lo sé. Soporté la humillación de cruzar la mirada y ver la expresión de los que me habían conocido en tiempos prósperos mientras vivía mi evidente fracaso.

Se aprovecharon de mí y me exprimieron, se me dio una severa lección, se me enseñó por las malas lo que me esperaba de por vida por no haber querido pasar por el aro. Al final tendría que pasar, cargando con el tiempo perdido y con las heridas recibidas. Doblegarme.

En su día había pertenecido a las autoproclamadas respetables instituciones que regían el sentir y el pensar, fui considerado una futura promesa. Pero aunque tuve talento para haber conseguido en ellas una buena posición, me las arreglé para defraudarlas ampliamente, porque vi que sólo enseñaban a la gente a ser unos hipócritas, ladrones, asesinos. No les tuve respeto porque no eran respetables. No me parecía incluso pese a mi corta edad que tuviese que hacer caso de gente que se guiaba por estúpidas y dañinas ideas, no creí que fuera conveniente obedecerles.

Y me castigaron oprimiéndome, así que estuve a punto de ceder... entonces admití la verdad. La verdad que ya conocía desde mi niñez.




Crecí en un mundo donde los que nos tenían que proteger y guiarnos bien, los nuestros, en quienes habíamos depositado nuestra esperanza y confianza, acabaron inflingiéndonos una profunda traición, nos vendieron a quienes nos querían someter por quizá unos pocos lujos, algo de placer, un barato precio para pagar el sufrimiento que vendría en consecuencia. No tuvieron escrúpulos, no tuvieron  remordimientos. Traidores... Traidores. ¿En serio esperan mi perdón?
Sembraron la rencorosa semilla para que el propio opresor se tomase la libertad de seducirnos directamente y quitarse de en medio intermediarios que dejaron de ser necesarios para el engaño, cuando nos sentimos defraudados y los reprochamos, fueron apartados como el estorbo que eran. Ahora hemos caído en sus manos. Criminales repugnantes que sólo quieren de nosotros el esfuerzo que seamos capaces de producir hasta el sufrimiento.




Contadles a los niños la verdad.
No soy pesimista, pero ya no confío en los de ahora. Veo cómo los que me rodean abrazan la estupidez que se ha preparado para ellos, incapaces de asumir su responsabilidad intelectual. Se me rompe el corazón. Aquellos con quienes hablaba de libertad, justicia, feminismo, igualdad, hermandad... son capaces de escuchar el discurso que rechaza estas ideas siempre que la mentira que les cuentan les reconforte. Les quiero, les aprecio, y por eso, se me parte el corazón.





Contadles a los niños la verdad. Son niños, no son tontos. 









lunes, 10 de junio de 2013

"Las puertas de la Casa de la Muerte" de Steven Erikson

    "Miraos. Ambos sois antiguos peregrinos de esta tierra mortal. ¿Por qué no habéis ascendido como los demás? Os lo voy a decir. La longevidad no lleva automáticamente de la mano a la sabiduría."


    "La imaginación de Duiker le jugaba una mala pasada, consecuencia del miedo que sentía, la necesidad tan humana de evocar un significado simbólico a sucesos que no tenían la menor trascendencia. Y nada más." 










    "Kalam respondió a esto con un gruñido. Conocía a ese tipo de hombres. Grande era su coraje mientras superaban en número a sus víctimas, y la vacua gloria que ansiaban provenía del abuso y de aterrorizar a seres indefensos. Tales criaturas abundaban en aquel mundo, y una tierra azotada por la guerra les proporcionaba la libertad de hacer cuanto quisieran, brutales verdades que ocultaba toda causa justa. En lengua ehrlitana se les llamaba e'ptarh le'gebran, buitres de la violencia."


    "El zapador blasfemó entre dientes, al tiempo que se agachaba en una posición incómoda. Aquí somos intrusos... Había oído rumores de sendas desprovistas de aire, que suponían la muerte instantánea para los mortales que osaban penetrar en ellas. Era arrogante suponer que todos los reinos existentes se doblegaban a las necesidades humanas. Intrusos... Este lugar no tiene el menor cuidado con los seres humanos, ni existe ley alguna que le exija que se acomode a nuestras necesidades.
    No obstante, lo mismo podría decirse de cualquier mundo."

jueves, 16 de mayo de 2013

Buena suerte

    Aún no había comido nada, por lo que el vaso hasta arriba de vino que ya se había bebido le había afectado. No tenía mucha costumbre. Se acercó el segundo vaso a la boca y respiró primero el aroma, reparando en el alcohol que le estaba sentando bien. Buen vino, de siempre lo tuvo. Sonrió levemente, estaba solo, y pensó eso que había oído decir hace poco a alguien más alegre: "y qué bien vivimos".

    Como tampoco tenía esa mala costumbre que se llama envidia, no solía compadecerse por sus penas, mucho menos desear que los que vivían mejor que él se pusiesen a su nivel. Desde luego, eso no. ¿Consolarse pensando que hay otros que lo tienen mucho peor? Eso tampoco, tampoco era algo que le levantase el ánimo. Que haya quien lo tenga mejor o peor no le arreglaba nada a él y eso lo tenía claro. Tenía que encontrar su propia motivación para convencerse de que es verdad que vivía bien. 

    Entonces es cuando pensó en ellos. Acudía a ellos mentalmente en conversaciones relajantes y simuladas cuando no los tenía a mano, cosa, por otra parte, que sucedía cada vez más. Es entonces cuando la sonrisa dejó de ser leve. Se alegró mucho de poder asegurar que tenía un amigo que era como un hermano y un hermano que era como un amigo.
   


sábado, 11 de mayo de 2013

Un par de reflexiones que me rondan a estas horas.

   Una de las cosas que me ha enseñado la vida es que cuando alguien cercano te dice que le has hecho daño es más que probable que se lo hayas hecho. Que pienses que tú no le has hecho nada ni se te ocurra qué puede ser eso que le has hecho no significa que no le hayas hecho daño. Escucha lo que tiene que decirte, con atención.

    Si por otra parte eres una de esas personas a las que les gusta vivir en su propia realidad, en sus ensoñaciones o en su verdad, pero a la vez tienes la suficiente lucidez como para reconocerlo,  debes tener en cuenta que precisamente por ello estás un poco mal dotada para reconocer tus errores y, en consecuencia, repararlos y aprender de ellos, con lo que es posible que estés dañando a la gente que te rodea sin proponértelo pero no por eso librándote de tu responsabilidad.







    Recordando ciertas personas a las que conocí hace bastantes años y de las que no he vuelto a saber nada, he estado centrándome en esas que se portaron excepcionalmente bien.
    Modestia aparte y para ser sincero, yo me considero una buena persona. Y me agrada sobremanera encontrarme en la vida gente mejor que yo, descubrir que lo son y ver en su buen comportamiento mis carencias. A todos ellos debo agradecerles que con su ejemplo yo haya tenido, al menos, la oportunidad de aprender.







   Por cosas como estas trato de luchar contra mi natural soberbia, que sé que no es poca y de la cual no me enorgullezco, y a la vez también desconfío de las personas que no se arrepienten de nada, de las que sin dudarlo tienen un muy alto concepto de sí mismas, e incluso las que, dejando aparte cómo se comporten o el ejemplo que den, van dando lecciones morales a los demás.

viernes, 10 de mayo de 2013

De esto fijo que yo no tengo la culpa.

   No tengo toda la certeza sobre todo esto. Sólo la justa. Como la de que era mi madre quien me cogía el diente de leche bajo la almohada y colaba una monedaza de esas de cinco duros. Nunca le vi hacerlo, y por extraño que parezca, nunca le he preguntado si era ella o no, pero la cosa es que tengo la gran certeza de que el ratoncito Pérez no existe. ¿Cómo puedo saberlo? Como que en las paredes de mi casa no viven los diminutos, o como que Perseo no le rebanó el cebollo a la gorgona de pelosierpe. Con esa certeza lo sé.

   Tampoco tengo toda la certeza sobre esto otro. Puede que sólo sea una creencia mía según algunos, una aceptación de lo que es real colectivamente consensuada según otros, pero yo juraría que esta mañana he desayunado leche con galletas a las 5 mientras navegaba por la red. Con esa certeza lo sé.





   La gente, cuando se muere, no va al cielo. La gente que va al cielo es la que se monta en un avión u otro chisme de esos que pesan mucho pero se las arreglan para despegarse del suelo mucho rato.

    Por cierto me pregunto cómo se las habrá arreglado la ingente cantidad de humanidad que nunca ha tenido una casa para que las vibraciones negativas no le afecte al no poder ordenar bien la alfombra con la ventana.

   Me pregunto por qué quienes practican la medicina alternativa no se curran una ONG en plan: Osteópatas sin Fronteras y se van a donde la gente está bien jodida de verdad a hacer la competencia a chamanes y demás sanadores espirituales que no parecen ser muy eficaces, en vez de curar dolorcillos de lomo a gente que dormimos en camas sin parásitos y olemos a jabón y vamos al cole de niños, es decir, los que en general tenemos suerte.

   Las personas no somos seres cuyo corazón está iluminado por la luz, ni las tinieblas moran en los más malotes. El corazón es un músculo que bombea sangre, aunque parezca mentira, y lo que llamamos luz es un estrecho espectro que somos capaces de detectar de ondas electromagnéticas. Salvo algunos más viciosillos (a los que les van las tinieblas, al parecer), somos seres diurnos y nos sentimos más cómodos cuando somos capaces de percibir bastante de esas ondas.



   No tengo la culpa de que la gente crea en cosas graciosas. Esa gente que cree esas cosas graciosas, se diferencia de los pobres paletos que se las inventaron, en que a diferencia de ellos, viven en un momento de la historia en el que no hace falta inventarse a Thor para explicar el fogonazo del rayo, y pueden acceder a información muy fiable y comprobable sobre muchas cosas, pero voluntariamente eligen no hacerlo. ¿Inmadurez, deshonestidad intelectual, pereza para pensar, miedo...? Probablemente una mezcla de todo eso junto. 

   No tengo la culpa de que se sientan tontos. Les gustan muchos sus creencias pero no pueden evitar todas esas cosas que tozudamente se le muestran a uno cada día y que se llaman realidad. Se juntan en grupos de igual signo porque compartiendo la superstición se sienten menos tontos. Saben que mientras sigan así no van a sentirse en el grupo de los listos, pero no les importa mientras tengan con quien compartir el absurdo.

   Me gustaría verlos tan solos como nos sentimos los mortales que vivimos entre nuestros inmortales semejantes, a ver si mantenían su inmortalidad.


   Pues eso, que si no se quieren sentir tontos, que estudien, aprendan, maduren, yo que sé, pero que no se enfaden conmigo, que yo no les he ido contando las milongas que se inventaron unos criadores de cabras del desierto, cuyos escritos inspirados por un ser divino no dicen una sola palabra sobre bombillas incandescentes.

  

domingo, 7 de abril de 2013

Así sí que salen las cuentas

   Qué barato sale el mal comportamiento si los que te rodean y lo sufren se ven obligados por mantener la buena relación a perdonar sin siquiera haberles pedido perdón.



  Qué barato sale el mal comportamiento si los que te rodean y lo sufren se ven obligados por mantener la buena relación a perdonar, aunque esa petición se realice, para después recaer en el mal comportamiento o, peor aún, para no arrepentirse, que es casi lo mismo.