viernes, 31 de julio de 2015

Situación

   Le yo andando tranquilamente por la calle.
 
   Le wild viejo amigo recientemente añadido al facebook aparece.

   -Hola, oye, ¡no sabía que te gustaba la astrología!

   Le yo mentalmente barajando a toda velocidad la posibilidad de que se esté refiriendo a las publicaciones que critican esa y otras supersticiones pero dándome cuenta enseguida de que se está refiriendo a mis muchos retweets de cuentas de sondas espaciales y de que ha confundido los términos.

1997. A mi rollo.


domingo, 19 de julio de 2015

Pero el coste cuenta

  Los demonios huyen cuando un hombre bueno va a la guerra.
  ¿Quién eres tú?
  ¿El hombre bueno?
  ¿O el demonio que huye?


Los ojos del comandante se clavaron entrecerrados en el casco.
-¡Por el abismo, el protector sagrado llevaba eso!
El hombre asintió con gesto solemne.

El ent estresado.

   La última vez que fui a donar sangre, vi que  ya no daban ni vino ni bocata de jamón. Sólo agua y sándwiches precocinados en envase y agua en botella de plástico. Iba a hacer un comentario en el twitter o facebook de gotatanta para decirles que habían acabado con mi esperanza en el buen progreso de la humanidad, pero luego pensé que quizá no iban a entender la broma al perderse los matices comunicativos, como sucede por escrito. Por otro lado no estuvo tan mal. Aunque el jamón solía ser dexente y el vino rosado no malo del todo (el tintorro era peleoncillo, solía catar los dos), zamparse un sándwich de tortilla de patata en su lugar fue hiperfino. Me dio un poco de pena perder el ritual del camino de regreso a casa ligeramente achispado. Pero también, por otra parte, los vegetarianos ya pueden comerse un pintxo tras donar. Para los veganos... Aún quedan muros por derribar.

    Como fui peladillo de tiempo porque al día siguiente madrugaba como un can envarillado, me fui metiendo prisa en el camino de casa al viejo hospital, donde ahora se hacen las donaciones. Como no había mucha gente (¿A qué esperas?; ¡Ve a donar ya, la sangre no se puede fabricar!) pasé enseguida por el enfermero que te toma la tensión y te pregunta el peso, el muy impertinente, y un médico que te pica un dedo. Las enfermeras y el enfermero que siempre están allí son muy enrollados  y una de ellas se fijó en que yo aún respiraba fuerte, y preocupándose por si yo estaba nervioso o algo así por la donación  me preguntó a ver si me encontraba bien, y yo le respondí que sí, que es que había venido rápido. Cuando acabé, me hizo prometerle que me iba a sentar un rato a comer un pincho y echar un trago 5 minutillos, que había venido muy acelerado.


    Al Brulay de hace unos años no le hubieran dicho eso. Mira, un par de ejemplos: cuando le conté a un amigo de la adolescencia que mi compañero de puesto de trabajo, mi relevo, era un neuras, me dijo: "A tu lado cualquiera es un neuras". Y luego, hace muchos años, de chaval, un día de entrenamiento un colega del equipo me dijo que a mí me pasaba como a Obelix, que de bebé me caí en un porro grande y no necesitaba fumar porque siempre estaba fumado ya.


Todavía no había evidencia sobre la existencia de planetas extrasolares.

   Yo era de la estirpe del Ent. Pero años de forzarme a espabilar en el trabajo para hacer las cosas lo más rápido posible, y sobre todo, los últimos 6 años, en que me han responsabilizado de la mala marcha de unas empresas que era imposible que fueran bien, siempre con jefes y encargados encima diciéndome mal, mal, mal, mal... y yo forzando el ritmo en todo lo que no fuera la máquina en marcha... Han acelerado mi ritmo personal, hasta el punto que ahora si veo a alguien tomándose algo con calma, en cualquier situación, me molesta porque me impaciento. Me he obligado a mí mismo a correr día a día, me he autoimpuesto un ritmo acelerado mes tras mes, me he creado la sensación de incomodidad al estar la máquina parada año tras año... He pasado demasiado tiempo trabajando con la constante presión de hacer todo siempre más aprisa independientemente de lo rápido y eficaz que trabajase. Tanto que ha cambiado mi manera de ser. La presión no me gusta, claro, pero sin embargo, no sé, el frenesí... Tiene su encanto.

sábado, 11 de julio de 2015

Comentario I: El daño

   Las sectas propiamente dichas, las búsquedas de crecimiento interior newageras, la espiritualidad mística moderna. Todo ello ha alejado de mí, temporal o permanentemente, mental o físicamente, a personas cercanas que me importaban. Entre otras razones, ésta es la más personal. Y por la que, como dice más o menos esa máxima del humanismo ilustrado, he jurado hostilidad eterna a cualquier forma de tiranía sobre la mente de las personas.

Eagle fly free