sábado, 28 de marzo de 2015

Comprendiendo al profesor Farnsworth

    La semana pasada estuve probando el mecanizando de una modificación nueva en una pieza junto con el programador y diseñador del proceso. Cuando le pregunté por qué no retiraba la herramienta respecto al cero máquina al acabar la operación en vez de hacerlo respecto al cero pieza y así ahorrarse poner una cota diferente para cada herramienta según su longitud o eje de trabajo, me respondió que si por lo que fuese se cambiaba la longitud de esa herramienta en un futuro era preferible que saltase el límite de la máquina a que sin retirarse lo suficiente hiciese un movimiento rápido para alejarse a hacer el cambio y hubiese colisión con la pieza. Perfecto. Bien pensado. Por mi parte encantado de aprender, ahora y siempre, y espero hacerlo en el futuro.

    Hoy, hemos estado intercambiando impresiones un compañero y yo sobre cuánto porcentaje del diámetro de los platos de plaquitas para fresar planeados debe llevar cada pasada, y coincidíamos entre nosotros y a la vez estábamos en desacuerdo con quienes lo hacen de otro modo. Y estábamos de acuerdo en cuánto más dinámico es un corte con casi todo el ancho de la herramienta, cómo el corte es más progresivo y más amable con la propia plaquita, cómo se nota en el ruido que saca, etc. Otra buena conversación llena de tecnicismos entre profesionales y no apta para paganos.

    Yo he tenido desde niño una a mi juicio sana desconfianza hacia la autoridad, lo que entre otras cosas  me ha hecho ser quien soy y me ha ayudado a madurar mentalmente  de manera peculiar para un entorno donde prima tener los principios que más le endulcen a uno el oído, lo que no es malo de por sí, lo malo es no cuestionárselos  o darles más valor por el hecho de ser oído-endulzantes. Sin embargo, una autoridad a la que doy crédito es la que otorgan el conocimiento ordenado y contrastado y la experiencia de trabajar en algo.


Control FANUC 18i MB, delante del que me he pasado unos cuantos cientos de horas.



    Cuando hace tiempo leí el libro "EVOLUCIÓN: El mayor espectáculo sobre la Tierra" de Richard Dawkins, me sentí en cierta parte identificado aunque sea indirectamente con algo que se planteaba al principio del libro (creo recordar). Comentaba lo desesperante que es que algo que uno hace con pasión y dedicación deba ser abandonado en parte para gastar energías en combatir continuamente una corriente contraria basada sólo en ocurrencias, fantasías e invenciones que grita muy alto y que cala en la muchedumbre por simple y por reconfortante. Él se refería concretamente a la evolución de las especies por medio de la selección natural y al creacionismo según la literalidad bíblica.

    Ahora mismo trabajo en el sector industrial del mecanizado de máquina-herramienta, y no me imagino a nadie queriendo tener su parte de pastel fabricando máquinas-herramienta alternativas. Por suerte puedo debatir, como hace un par de días, cuál es la mejor forma para arreglar un comienzo de agujero donde una broca se ha fundido y luego partido en una zona de difícil acceso y que requiere una herramienta extralarga, y no tengo que oír a nadie que me hable de arreglarlo con herrería élfica o que mediante alquimia cambie la composición del acero a algo más blando, haga el agujero, y luego lo vuelva a convertir en acero mediante una piedra filosofal. En mi caso no tengo que desesperarme teniendo que hacer caso a quienes deciden ignorar conscientemente los tecnicismos y la complejidad en temas tan serios y a  la vez tan tomados a la ligera como la salud, la alimentación, la higiene o la agricultura aduciendo que con buena voluntad y entrenamiento espiritual se puede conseguir todo, aunque para ello haya que despreciar la microbiología, la bioquímica, las condiciones de rendimiento edafoclimáticas o los beneficios nutricionales de algunos alimentos demonizados, por poner unos poquísimos ejemplos.

   Sin embargo me harto de ver esa falsa equidistancia, donde gente con conocimiento empírico y experiencia profesional cualificada y altamente técnica es puesta al mismo nivel de personas que argumentan desde el lado de la magia en medios de comunicación y en miles de interminables foros, blogs y páginas web de mucho éxito. Sí, la magia. Esa palabra a la que eufemísticamente se intenta camuflar para no quedar tan en evidencia con términos como aura, energía, espíritu, crecimiento interior...

    Así, por ejemplo, ayer leía en un sitio de esos que en mi opinión y para mi tristeza ensucian el buen nombre de la ecología y el amor por la naturaleza, llamado ECOloquesea.net un nuevo artículo antivacunas, y aunque yo suelo juzgar que en general muchas de este tipo de formas de pensar puedan pecar de ignorancia o excesivo buenrollismo bienpensante a ultranza, pero no de maldad, no puedo imaginarme cómo alguien hubiera podido escribir semejante lista de burradas con aunque sea un poco de buena intención. Todo miedo y mentiras. Y, ¿sabes lo que te digo?, que lo que tú quieras pero que son malos para ti. Luego ya leo los comentarios (a lo masoca) y visito la página que citan como fuente del artículo, concienciaactual.com (no es eso, pero se le parece), y el primer artículo de ese sitio es un bonito ejercicio de negacionismo antisemita donde al holocausto judío lo llamaban "holoinvento" y "holocuento" ya desde el título. A lo neonazi ahí, sin complejos. ¡Todo vale! Y entonces comprendo al Profesor Hubert J. Farnsworth.



viernes, 13 de marzo de 2015

Es una teoría en sentido coloquial, una opinión mía sin más.

    Hasta esos dos a los que yo comparaba con una selva donde te abres paso a machetazos y luego se va cerrando detrás de ti me han sorprendido gratamente tiempo después luego de haber debatido con ellos mostrándome no ya que les he convencido, sino que al menos han tenido la decencia de escucharme y hacer el esfuerzo de comprenderme.
    Ojo, no te equivoques conmigo. Es muy fácil hacerlo. Llevo toda la vida observando el hecho de que sorprendo a propios y a ajenos con mi modo de pensar.

    Y además, tú no me escuchas, y no me entiendes. Pero porque no quieres. 

    Supongo que es porque no tengo acciones en Monsanto ni en Bayer, no tengo una cuenta en Suiza ni dinero como para plantearme abrirla, soy de izquierdas, tolerante, amante del deporte y de la naturaleza... y comprendo que eso tiene que ser terriblemente irritante. Porque no puedes acusarme de que lo que pienso y digo lo digo y lo pienso por interés espurio. Eso por mi parte. 
    Y luego está tu parte. Si admites que lo que pienso es bienintencionado, tienes que admitir que existe una cierta posibilidad de que haya un punto de vista no sólo diferente sino opuesto al tuyo que podría estar en lo cierto y además es respetable, que no se trata de una arenga fascista o algo por el estilo. Y eso implicaría que quizá quepa la pequeña posibilidad que esas ideas que tanto amas podían estar un poco equivocadas. Y claro. Por ahí sí que no estás dispuesto a pasar. Que lo entiendo, ¿eh? que yo sí pasé por ahí y no fue agradable. Pero eso te impide comprenderme. Es lo que hay. Es mi opinión, es lo que pienso.

    Y ahora me voy a prenderle fuego a la lluvia.