viernes, 3 de agosto de 2012

Siniestra pusilanimidad

Alguna vez he oído justificarse a alguno por ver, oír, o leer los medios de la derecha y la ultraderecha. Seguro que sabéis de qué hablo. Que si hay que escuchar a todos, que si es interesante ver su punto de vista, que si le dan caña a los jueces... ¿Por qué será, sin embargo, que no suelen tener ese interés por medios de izquierda o izquierda extrema?


¿Por qué nos cuesta menos, en general, aceptar los excesos de la ultraderecha que los de la izquierda extrema?


¿Por qué será que los votantes de izquierda son mucho más críticos y severos con sus representantes? ¿Por qué los obreros están tan enfadados con los sindicatos? 


Supongo que la fuerza de costumbre. Es difícil estar todo el día alerta, y eso que tengas la intención.




Nos obligamos a ser moderados y comedidos en nuestro discurso, cuando el suyo es tan radical. Son ellos los que visten de uniforme a miles  de personas y las mandan por ahí a llevar a cabo sus delirios, los que encarcelan, los que contaminan, los que acaparan, los que se autodeclaran autoridad, los que se ponen como modelo moral.


Yo no les respeto porque no son dignos de mi respeto, no son respetables.

2 comentarios:

  1. Tampoco tienen el mio. Tampoco creo que les quite el sueño. Ni creo que conozcan lo que es respetar a alguien que no sea de los suyos. Buena reflexiòn, como de costumbre.

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    1. No, yo tampoco creo que respeten otras formas de ver las cosas. Esa es otra poderosa idea que se ha ido implantando a lo largo de décadas de prensa. Hacernos pasar a los demás por ilusos, tontos, ignorantes, idealistas, utópicos.

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