Créeme. Sería muy interesante para mí encontrar un argumento a favor de la existencia de lo sobrenatural, o de su necesidad, o de la fe en sí que supusiera un reto intelectual. Toda defensa de la existencia de lo sobrenatural que escucho son siempre argumentos patéticamente mal construidos, que han llegado a aburrirme. Palabras vacías. Y créeme que no es cerrazón; soy una persona muy fácil de convencer. Tan sólo necesito pruebas. Soy alguien que cambiaría de parecer y que creería, pero no tengo base sólida alguna para creer en nada sobrenatural.
Hay belleza gelatinosa que da alegrías |
El fundador de una plataforma de pensamiento crítico dice que la pandemia nos hizo darnos cuenta de que dios es absurdo. Que el nivel de no creyentes creció, según las encuestas.
A mí me parece que si bien es verdad que la pandemia nos dio la oportunidad de ver claras las prioridades vitales y la inutilidad de la fe, creo que hubo otra razón.
Parece que ser que el tiempo libre dio oportunidad a las personas a dedicar el suficiente tiempo y tranquilidad a buscar alternativas a su contrato de compañía eléctrica. Esto es, tiempo libre para pensar. Para una clase obrera que de otro modo vive sin energías para eso. Gente cansada y siempre ocupada y preocupada con otros asuntos.
Y creo que, en cierto modo, así pasó también con esa pérdida de fe.
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