De paseo por el monte, nos cruzamos una pareja con una niña pequeña, de unos seis años. El hombre le dice que por allí hay hadas y gnomos. La niña, al escuchar esto se para, se da la vuelta y le pregunta:
-¿De verdad?
-Sí, porque en estos bosques es donde vivían las hadas y los gnomos.
Entonces ella, con un tono bajo y pausado, que demuestra la mezcla de emociones que le supone oír algo inverosímil que proviene de alguien adulto en quien confía plenamente, algo que se resiste a creer, dice:
-Pero las hadas... Nunca se ven...
Luego siguieron adelante y ya no oí más porque la mujer, que iba por detrás, se paró a preguntarnos por el recorrido del camino del que veníamos.
Me conmovió la niña. Sentí cierta tristeza solidaria por ella. Por tantos como ella.
ESCUCHAD, RIDÍCULOS ADULTOS. ¡EL REY VA DESNUDO! |
Va por ti, pequeña.
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