lunes, 11 de junio de 2012

Permeabilidad

No sé si es mi profundo desprecio a la autoridad en general o a la autoridad incompetente en particular. Si lo sombrío de ciertos gestos cotidianos que llamamos rutina. Si las ganas de sentirme orgulloso de mí mismo.
Será una mezcla de todo eso.
Una idea va calando en mí.










Aquí me quiero cobijar cuando vengan los jinetes negros.

sábado, 2 de junio de 2012

"La tierra de las cuevas pintadas" de Jean M. Auel

    Si algún día quieres leer alguno de los tomos de "Los hijos de la Tierra" o la serie y no te gusta que te destripen argumentos con anterioridad a disfrutarlos pues no sigas leyendo, que esto es un spoiler  en parte y no me apetece ordenarlo para que la simple crítica quede separada y al principio.

                                                    

    Creo que la autora ha ido desvirtuando la serie según ha ido escribiendo los volúmenes. "El clan" es cojonudo y de cerca le sigue "El valle", pero ya "Los cazadores" es en buena parte un culebrón de los de la cámara ampliando un primer plano de rostro compungido mientras suena un repentino chan agudo chaaan grave a cuerdas. Pero aun en "Los cazadores" recuerdo con cariño a los Mamutoi. Sin embargo, de "Las llanuras" y  "Los refugios" no me acordaba de casi nada,  a no ser por lo que en este último libro se ha recordado.

    Sin embargo sí recuerdo la sensación de poca autenticidad que me invadió al leer "Los refugios", porque me parecía que los zelandonii eran unos zánganos que se pasaban buena parte del día preparándose infus los unos a los otros en sus hogares para ponerse a charlar de trivialidades con continuos argumentos obvios, y eso se aleja mucho de la imagen que tengo del paleolítico medio como aficionado a la paleoantropología.

    Esa sensación se ha mantenido también a lo largo de "La tierra", a la que se ha añadido la decepción por, una vez más, no volver a encontrar nuevas  historias sobre la gente del clan. Pero bueno, eso es cosa mía, supongo.

    En "La tierra" ¡no pasa nada! Mira que yo pienso que esas historias largas en las que a los protas les pasa de todo por obligación -porque no se puede hacer una serie y que a los protas no les pase casi nada, sería aburrida- se hacen poco creíbles por eso mismo. Sin embargo he aceptado que de golpe se domestiquen mascotas, monturas, el lanzador de venablos, el fuego provocado con pedernal..., aunque me habría parecido más creíble que todos esos avances que sin duda costaron generaciones y surgieron aisladamente aunque a veces simultáneamente, los hubieran encontrado y adoptado en sus viajes en vez de pasarles a ellos. Bueno. Pero eso, que no pasa nada, y cada vez que parece que va a pasar algo de repente va y se arregla de la manera más sencilla (salvo el trozo culebronoide final, cómo no).

    En fin, que "La tierra de las cuevas pintadas" de Jean M. Auel me ha costado un huevo leérmelo, casi tanto como "Imposturas intelectuales", aunque por razones bien distintas, ya que éste último me fascinó, y sólo me lo he leído porque conozco a Ayla desde que era una mocosa a la que un león cavernario se quería zampar durante un mal trago y claro, le tengo cariño.