domingo, 29 de noviembre de 2020

La apuesta de Brulay (sirve para antes de abandonar la fiesta)

 

     La fiesta no siempre está bien y hay incluso a quien no le parece una fiesta en absoluto. De hecho, lo más probable es que de todos los que han pasado por la fiesta, se hayan divertido bien pocos. Pero poco a poco va mejorando y cada vez es más divertida para más gente. Es la primera fiesta a la que asistimos y hay un momento dado en el que te obligan a irte. Normalmente uno no quiere irse de la fiesta, porque nadie ni nada nos asegura que haya más fiestas, pero sobre todo es porque la fiesta sigue sin ti y ya no te dejan volver. También a los amigos a los que todavía no obligan a dejar la fiesta suelen ponerse un rato tristes, hasta que se les va pasando y con suerte vuelven a seguir disfrutando… hasta que también a ellos les echan, como a todo el mundo finalmente.


    En la fiesta corre el rumor de que hace bastante, hubo un hombre cuyo nombre está asociado a algún grupo de presión, a un minibar o algo así, o a crear atmósferas donde reine la matemática. Un asunto raro y confuso. Ese hombre, además debía de ser un gran apostador, y apostó a que cuando te echaban de la fiesta ibas a una mejor. En aquellos tiempos casi todos pensaban que lo lógico era eso, que te ibas a otra fiesta, pero ya había también unos pocos quienes pensaban que no. Nadie ha podido cobrarse o pagar esa apuesta, porque desde que aquel hombre se fue de la fiesta, no le han dejado volver, y aquí ya nadie espera que vuelva, aunque muchos sí que esperan que tuviera razón.


    Yo pienso, en contra de aquel hombre, que ya no hay más fiestas a las que ir cuando tenga que salir de ésta. Así que me he propuesto hacer una apuesta similar en la forma pero cuyo resultado no depende de salir de la fiesta. No sé, igual por eso mismo, es más darle una vuelta a unos pensamientos que apostar sobre lo que pasará a la gente que se va de la fiesta. Mi razonamiento va sobre si afrontar la fiesta con optimismo o con pesimismo teniendo en cuenta que la fiesta puede ser aburrida o divertida.


    Si la fiesta es aburrida y eres optimista, la cosa se queda así así. No hay gran cosa que puedas arreglar con actitud si el kalimotxo es malo y la gente a tu alrededor un peñazo. Si eres pesimista, es posible que te hagas menos ilusiones y que gracias a ese realismo no te lleves muchos desengaños, pero eso no va a mejorar el kalimotxo de vinazo peleón con cola de marca blanca de cadena secundaria de supermercados ni va a convertir a esos tostones de amigos tuyos en la alegría de la huerta.


    Ahora, si la fiesta es divertida y tú pesimista, de vez en cuando quizá le saques algo de jugo al hecho de que haya buena música y la gente sea unas risas. Bueno, y si eres optimista pues buena parte de la fiesta lo que será es un fiestón. Igual hasta pillas cacho.


Temporal en el Cantábrico. Cabo de Higuer. Primera década del siglo XXI.



    Pero todo esto es muy simple como para tomarlo en serio, la fiesta es la que te toca y es muy difícil cambiar de actitud si tu tendencia natural es una u otra, y sobre todo si tu fiesta es un asco y no hay nada que puedas hacer para animarla.