lunes, 23 de junio de 2014

Alguna cosa me queda dentro de la duda pero menos

    Teniendo en cuenta las historias vitales que he escuchado a mis mayores, ya sean familiares, amigos, vecinos, gente del entorno, y pensando en las mías propias, es posible que pudiera hacerme una mejor idea de quién soy. En buena parte yo soy lo que me rodea, formo parte de un grupo de personas a mi alrededor, no por ser un elemento más dentro de un conjunto de elementos similares, sino por contribuir activamente en mayor o menor grado, de mejor o peor modo, a su funcionamiento. 

    El uno llamando "valientes chorizos" a un amplio desfile de vagos profesionales con autoridad y buen sueldo sacado del contribuyente, la otra con sus historias de duro trabajo desde la infancia y que no termina, unos riéndose de mis muestras de debilidad haciéndome más fuerte al hacerme a mí reír también, otras estudiando duro, trabajando y sacando adelante las cosas contra la adversidad... Son miles de cosas, miles que aunque ahora olvide ya en su día me influyeron y ahora forman parte de mí.

Estos adoradores del sol se esconden tan bien que parecen ausentes, pero a veces se descuidan. Para mí, eso es un punto a su favor, que se dejen ver de vez en cuando ya que existen. Y por eso y a su vez yo los adoro a ellos.


    Trabajadores, todos y cada uno de los que me rodean. Por eso, entre otras cosas, me echan para atrás el parasitismo, el victimismo, la vagancia, el charlatanismo, la indiferencia ante la negligencia...
    Podría desarrollar más esta entrada pero se quedaría tanto en el tintero que dejo que el resto del blog la complemente. 
    

domingo, 4 de mayo de 2014

Fresas de metal duro y tolerancias: unas cosas que se aprenden currelando

    Cuando miras un catálogo de fresas y no has fresado mucho con ellas te quedas con cara de tonto: ¿cómo es que yo trabajo a un quinto de capacidad de lo que me aconseja el fabricante? Cuando ya has trabajado bastante con ellas la respuesta sale fácil: las fresas cuestan un ojo, si les das la caña que el fabricante te dice (por supuesto calculadas siempre bajo unas condiciones perfectamente ideales que en la práctica rara vez se dan) enseguida te quedarás sin fresa, y qué casualidad, el fabricante estará encantado de venderte otra. Lo que pasa es que uno no es tonto, y eso lo tiene claro. 
    Recuerdo la vez que estábamos haciendo ranuras con fresas de cocodrilo de acero rápido ø20 y nos habían aconsejado hacerlo a unas condiciones endemoniadas. Malo es cuando una de estas fresas empieza a sacar viruta azul, lo digo por experiencia, enseguida donde había una fresa hay un muñón: nosotros habíamos adecuado las condiciones de corte de un modo más suave, para que la fresa aguantase y no hubiese que estar todo el rato con la mirada fija en la viruta, el oído en el ruido, la mano en el potenciómetro del control (para parar si había percances) y una nalga apretando a la otra. Vino el fabricante y dijo que le diéramos más vida. El Pepeina le preguntó si se había traído más fresas de repuesto. ¿Para qué? Para cuando esta se rompa por darle más caña. Que no, que no, tú dale. Hizo falta la fresa de repuesto, claro. Y así con tantas otras herramientas: brocas de metal duro, machos de roscar, platos de plaquitas... que sí, que cuando había pasta yo mismo las he tenido incluso a un 50% más de condiciones que lo que recomendaba el fabricante, al límite de la rotura y con un sobredesgaste y desafilado tremendos, pero bueno, el precio de la herramienta no importaba (malgastamos miles de € por esta razón) porque en contrapartida sacábamos piezas como churros siempre muy dentro del plazo, que era lo que entonces interesaba, y ahí se amortizaban las pérdidas en herramienta (y las paradas de máquina y reparaciones provocadas por roturas).

    Toda esta experiencia profesional como trabajador que depende de herramientas y máquinas fabricadas por otros y cómo esos otros viven de venderme herramientas me ha dejado, entre muchas otras cosas, alguna que otra reflexión: Una, que el cliente que compra fresas no es tan tonto como para no darse cuenta de que pese a lo orientativo de las instrucciones del fabricante, es uno mismo el que tiene que ver qué es lo que más le conviene a él según sea el caso. Otra, que el fabricante de fresas no es tan tonto como para recomendar que con su producto se vaya despacito porque se puede estropear (en un mundo tan competitivo como el del mecanizado, donde todo es tiempo, tiempo, tiempo), así que habla maravillas de su producto, como no podía ser de otro modo, pero tampoco es tan tonto como para fabricar fresas de poca calidad para que se rompan pronto y confiar en que sus recomendaciones van a engañar a un cliente que va a seguir comprándole, porque sobre todo, el cliente no compra obligado sino que mira por su propio beneficio, y el fabricante de fresas de al lado estaría encantado de vendérselas en su lugar, así que más le vale ir espabilando con la calidad y el precio de su producto, que el cliente enseguida cambia de proveedor si le sale a cuenta. Nos ha jodido.

    Sin embargo, no paro de ver cómo cantidad de gente se traga por todos lados el tema de la obsolescencia programada, cosas como que los agricultores son engañados por los productores de semillas que los acaban haciendo dependientes, con que en el mundo consumista nos crean necesidades... Todas estas posturas se basan en algunas premisas como estas: todos los consumidores somos tan gilipollas como para dejarnos engañar en contra de nuestro interés, los vendedores son tan gilipollas como para no aprovecharse de la mala práctica de su engañoso competidor y usarla en su propio beneficio y en contra del de aquél (el capitalismo es malo, claro, pero la competencia coleguea y se enrolla entre sí, al parecer), y las técnicas de venta de morralla innecesaria son tan eficaces que ninguna empresa ni ningún producto fracasan nunca, porque las necesidades y las dependencias se pueden crear a voluntad del fabricante. Toma pensamiento profundo y ordenado para rato.

 
Agujeros con avellanado para cabeza de tornillo a 45º, hechos con brocas de plaquita de refrigeración interna y contorneado en interpolación circular cónico, en acero HB400. La pieza tenía unos 500 mm de lado. Las brocas chillaban que daba gusto.

 
    Otra experiencia profesional que me ha servido también al extrapolarla a la vida fuera del trabajo es la de las tolerancias, la exigencia del cliente, y la influencia de la mano del que mide. En mecanizado, las tolerancias son el rango de medida dentro del que deben quedar las dimensiones del elemento mecanizado. 
    Por poner un ejemplo muy de fresadora: un agujero ø40 H7 tiene que tener un diámetro de entre 40 y 40.025 mm. Si el cliente es muy quisquilloso y resulta que mete la pieza en una máquina tridimensional de medición por láser, servicio que muchos subcontratan a otra empresa cuyo operario de medición no tiene ni idea de qué cosa encaja en ese agujero [un casquilo de bronce (lo más habitual tratándose de acero), un bulón en parte roscado, un eje...] más vale haber dejado ese agujero bien dentro de la tolerancia, porque de lo contrario es posible que haya una no conformidad y devolución, con la consiguiente pérdida. Si hay diálogo y confianza entre el cliente y el que fabrica (cosa que por otro lado está tendiendo a desaparecer, en una progresiva deshumanización -aunque suene paradójico- de la industria del metal en Gipuzkoa, tristemente) y por lo que sea se ha dejado el agujero ligeramente más pequeño o más grande, unos 0.005 ó 0.01 mm en cualquier caso, siempre se puede arreglar retocando un poco si se sabe de la importancia del elemento que va a ir montado ahí. Es en este último caso donde el fresador, al medir, suele querer imprimir una influencia sobre un agujero ya hecho y que por lo tanto, realmente ya no tiene. Cuando uno mide su propio agujero y éste está ligeramente fuera de medida, se tiende a ser benevolente en la medida y a aplicar un poco de manga ancha en la exactitud del manejo del instrumento con que se obtiene la medición, a pesar de que un agujero acabado medido con un instrumento adecuado y bien calibrado mide lo que mide, y no hay más. Que es lo que obtiene el operario de medición por láser sin ninguna implicación de responsabilidad en el mecanizado, que simplemente se limita a medir.

     Cuántas generaciones de personas hemos sesgado pareceres que podrían ser objetivos hacia nuestro favor o en perjuicio de otros cuando el interés se mueve en uno u otro sentido (cosa que por otra parte es de lo más natural, el interés siempre está ahí, otra cosa es la honestidad). Qué poco se hace tantas veces por la objetividad de los datos fiables, cuando no directamente se desprecia la propia objetividad con el fin de desprenderse de ella.

sábado, 3 de mayo de 2014

¿Se han fijado ustedes...

    ... que los dioses, los ángeles, y hasta muchos alienígenas son primates (homínidos para más señas)?
    Yo sí me he fijado, claro. Pero igual es que a mí me gustan la historia natural y la evolución y la naturaleza y esas cosas.
    Yo soy un primate y eso tiene sentido. Para llegar a mí por línea directa de parentesco y acabar convirtiéndose en un homínido como yo a través de innumerables generaciones consecutivas hay que haber sobrevivido a cosas como ciertas extinciones masivas determinadas o las explosiones evolutivas específicas de las distintas eras geológicas del planeta Tierra y no a otras cualquiera. Son hechos únicos y concretos ocurridos en la historia natural de la vida en este planeta, propiciados por eventos fortuitos acaecidos localmente en nuestro sistema solar, lo que no ha ocurrido en otros planetas ni en el plano divino.
    A veces miro las calizas y me imagino que uno de esos bichos fosilizados con concha es mi antepasado. Cuanto menos, fijo que es un pariente. Qué rica, variada y fascinante es la imaginativa naturaleza, que como decía Feynman, nunca dejará que nos relajemos.

   Sin embargo ese tipo especial de fantasía, del tipo de la que ha sido inventada para creérsela como cierta, es tan patéticamente pobre en imaginación...

sábado, 22 de febrero de 2014

Un poco de bitácora

    A una semana para acabar febrero, a un mes de que acabe el invierno. Esta semana he mecanizado acero, aluminio y bronce, todo en una misma tarde. He comido un guiso de mezcla de cuatro tipos de alubias con arroz y verduras. He aprendido muchas cosas de ciencia para olvidar casi todas (no es mi intención). He disfrutado de la vida al lado de mi mujer y he confraternizado con algún compañero de trabajo.

Cajera cuadrada en acero hecha con plato ø32 de plaquita redonda. Sin ciclo, programada por mí para que el plato penetrara poco a poco haciendo la diagonal. De la métrica de los agujeros no me acuerdo. La pieza medía 7m de largo la iaputa.


     Este atardecer he visto a la estación espacial internacional cruzar el cielo delante de mi casa de oeste a este, pasando muy cerca de la estrella polar (nos entendemos). Está despejado, hace fresco, y tengo puesto a Ensemble Organum en una misa medieval en un vídeo online desde mi viejo ordenador, conectado al vídeo, conectado a la tele, conectada a la cadena.

sábado, 8 de febrero de 2014

Machismo militante desfrazado de benevolencia


    Hoy he visto en facebook una petición de change.org para que las Femen vayan a la Meca a protestar allí desnudas, si se atreven.

    Porque aquí no mutilen genitalmente a nuestras niñas, por poner un ejemplo, no significa que a la iglesia católica y a sus jerarcas mayores haya que dejarlos en paz si su comportamiento es reprobable, que lo es. Y que nuestras mujeres no estén criminalmente sometidas como en las teocracias medievales que aún quedan por nuestro mundo vigentes y con preocupante buena salud y vigor (al menos para mí), no es porque vivamos en la Europa cristiana, sino porque vivimos en la Europa ilustrada. La iglesia católica nunca movió un sólo dedo para ceder el poder con el que sometió brutalmente a los europeos y al resto del mundo al que logró dominar de buen grado. Fue el triunfo de la razón, el humanismo, y una moralidad basada en la buena voluntad de personas con sentimientos de justicia anhelada que ha superado con creces a la cristiana, casi siempre basada en el miedo y en mecanismos de castigo y premio que poco bueno dicen de la naturaleza de dicha moral. Superior moral que parte del Renacimiento, se refuerza con la Ilustración y acaba venciendo junto con las revoluciones sociales liberadoras del siglo XX.


    Siento simpatía por Femen. Me gusta mucho que hagan que se les atragante la comida a esa cuadrilla de retrógrados de los que está llena nuestra sociedad, a quienes escandalizan unas tetas al aire (también, ojo, a no poca gente que se declara muy moderna y liberal, ja) y más a esos que deciden pasarse una vida a espaldas de su humanidad renunciando al sexo (que luego tachan a otros de antinaturales, oh, la ironía). Fuera de que sienta simpatía por las feministas de Femen, que aunque me parecen sospechosamente bastante más sensacionalistas que reivindicadoras (casi todas son jóvenes y guapas), y de que conozco de hace mucho el torpe ataque falaz con el que se defienden los cristianos de ateos militantes a falta de argumentos, esta petición me ha contrariado, porque me parece que denigra a la mujer, es tontamente falaz y de muy bajo nivel intelectual y está a favor de precisamente aquellos machistas, que si no lo son más es porque no pueden, no porque no quieran.

sábado, 11 de enero de 2014

Me llevo muy bien con la tecnología y la tele que me gusta

    Imagínate que un día te encuentras con un conocido que va en bici y te paras a hablar un poco:

— Vengo del trabajo.
— ¡Ah!, qué bien que trabajes cerca para poder ir en bici, a mí me encantaría quitarme de encima la hora de coche diaria de ir y venir.
— No, si yo no es que trabaje cerca ni es que me haga gracia ir a 30 km en bici a diario.
— ¿Eh?, ¿y no tienes un compañero con el que ir en coche, o no hay transporte público?
— Sí, sí, pero es que yo con la tecnología me llevo muy mal. Venga, te dejo que tengo que ir al monte a por leña para hacer la cena antes de que se haga de noche. ¡Adiós!
— ...

    Pues algo parecido a ese "..." me pasa a mí por la cabeza cuando por ejemplo alguien que no usa el ordenador que tiene, o lo usa de manera irresponsablemente insegura, o lo malgasta como quien se comprara un Ferrari para tenerlo en el garaje sólo para echar la siesta en el asiento reclinado, me viene y me dice: "yo es que con la tecnología me llevo mal". Y se queda tan agusto, casi como si fuese un orgullo.


Pelando voy, pelando hierro


    Veo documentales  de La 2 con asiduidad desde que empezaron a echarlos hace unos veinte años. He oído muchas veces, sobre todo en la tele, a gente que entre risas habla de esos documentales que todo el mundo dice que ve y esa telebasura que dice que no, pero luego llegan los informes de audiencia para demostrar que es al revés, ji, ji, qué gracia. Bueno, si alguien siente la necesidad de hacer cierta apología de la ignorancia para sentirse un poco mejor, o menos culpable, al verse arropado por una masa borrega, que no me cuente a mí. Yo estoy enamorado de David Attenborough, no del último guaperas de "Chonis i canis i bizebersa".
    ¡Juas!, hace un par de días, viendo el documental de leones número 1023,me hizo mucha gracia oír cómo habían usado para el rugido de los cachorros el mismo sonido que tiene una de las mascotas mansas de mi personaje del WoW. Vivir para frikear.


Chismes de esos para cortar y eso


    La tecnología es vieja como la humanidad, más vieja que nuestra especie, es tan nuestra como las uñas. Lo artificial y lo natural son lo mismo si hablamos de seres humanos. Yo me llevo muy bien con la tecnología. Me gusta, me interesa y, como a todos, me hace la vida más fácil. Me parece tonto no aprovechar la capacidad que me otorga mi naturaleza.

Ni polvo ni convertirme en ello

    Esta vez es una explicación. Iba ayer camino del trabajo acercándome al contorno de Jaizkibel por la carretera, y me fijé en los troncos aún jóvenes de los abedules que pude reconocer desde lejos porque son blancos y ahora están desnudos, y que sé que están ahí porque he andado entre ellos muchas veces. Buena idea al que se le ocurrió repoblar con abedules, si piensa cierto día ir sustituyéndolos poco a poco por robles.

    Me acordé de algo que dijo Richard Feynman sobre la madera y el fuego. Viendo esa masa de árboles a lo lejos, y los plátanos tan altos que bordean la carretera que baja de Gaintxurizketa, estuve recreándome un rato en pensar cómo los árboles (y las plantas) son básicamente aire modificado mezclado con agua.  Casi nada de tierra, mucha menos tierra de la que se pueda pensar. Y luego nosotros estamos hechos también de ese aire que robamos a las plantas o a otros que se lo robaron primero.

El del medio es mi amigatxo


    Con ese alegre pensamiento llegué una vez más a la conclusión de haber hecho bien en elegir mi afición por la ciencia que me ha enseñado esa curiosidad, y haber abandonado unas creencias que estaban equivocadas al respecto. Me hago muchas preguntas y me cuestiono muchas cosas, por eso me gusta esa manera objetiva de obtener conocimiento que es la ciencia, y la mejor herramienta que tenemos para obtenerlo, el método científico. Y por eso ha dejado de gustarme la religión. Porque no me daba respuestas satisfactorias. Porque es incapaz de darlas más allá de ocurrencias. Porque enseña a la gente a estar satisfecha con respuestas que no lo son. Esta vez sólo explico por qué.

Es una opinión como otra cualquiera y por lo tanto merece respeto.

    Si todo son sólo opiniones, si no hay forma eficaz, fiable u objetiva de obtener conocimiento, si la realidad es la que nosotros creamos a partir de nuestra creencia o de un consenso social, ¿qué hace que las declaraciones que se hacen en este vídeo no sean perfectamente válidas y respetables? ¿Por qué cualquier argumento que puedas dar en su contra tiene valor alguno? ¿Por qué no son ciertas las cosas que estos que salen aquí dicen y desean? ¿Con qué combato estas ideologías si luego voy por ahí pidiendo respeto a las mías simplemente porque sí, porque todas las ideas merecen respeto?




    Hace unos días oí una idea por ahí que me pareció interesante: la rebeldía no es compatible con la ignorancia.