martes, 8 de septiembre de 2020

Asignatura: recreo

         Como la Anarquía no se ha implementado todavía desde que... eso, no se ha implementado, pues he pasado bastantes años de mi vida cumpliendo órdenes. He estado muchos años bajo las órdenes de gente que nunca debería haber obtenido la posibilidad de mandar a nadie. De las innumerables razones por las que algunas personas nunca deberían ponerse a decir a otras personas lo que tienen que hacer me gustaría centrarme en la torpeza social. Hay personas por las que la gente que las rodea no sentiría especial admiración y están dando órdenes y valiéndose de esa situación de superioridad adquirida para compensar esa falta de reconocimiento social. Pienso que si uno se tiene en alta estima e igualmente se la tiene la gente que le rodea es más difícil cometer un acto de innecesaria injusticia con un subordinado. Aunque sea simplemente porque sólo por ese lado no hace falta. Quizá sí por otros aspectos, pero he dicho que no iba a fijarme en esas otras cosas.

 

    No puedo recordar cuántos años llevo militando en el naturalismo, es decir, combatiendo la creencia en lo sobrenatural. Sí sé que hace bastante tiempo también que he dejado, en la mayor medida posible, de reírme de los que creen. Y no es ni por que no me hagan gracia sus creencias ni por respeto hacia esas creencias o los creyentes. Es por una razón algo menos noble.

    Llevo bastantes años siguiendo en blogs, podcast, conferencias y redes sociales a personas que combaten la fe en lo sobrenatural y las pseudociencias. Muchos, una buena mayoría de esas personas son divulgadores científicos con alto nivel académico. Una de las formas que han utilizado algunas de estas personas en su oposición a las distintas formas de fe es la mofa y la ridiculización. Es una forma que me parece perfectamente legítima y que además tiene su demostrada cuota de eficacia.

 

 

Este embalse, Artikutza, ya no existe.

 

    Y ahora viene el pero. He visto durante demasiado tiempo y en demasiadas ocasiones cómo personas que combaten la religión y la pseudociencia se ríen de los creyentes, muchísimas veces desde una superioridad adquirida académica y me he ido dando cuenta de que ahí hay más un intento de quedar por encima que otra cosa.

     De manera coloquial y figurada, yo digo a veces que hay personas que no aprobaron el recreo. Y un poco me parece también que se hace realidad ese estereotipo en que estas personas con la torpeza social que les llevó a catear esa asignatura tan importante como es el recreo han sido sin embargo buenos estudiantes en lo demás. No se da en el otro sentido, cosa curiosa eso sí. 

    Donde primero lo intuí es en una persona que conozco. Una persona insulsa que no me dijo nunca nada, desde el momento en que la conocí. Vi cómo esa persona pasó de creer a reírse de los creyentes, y enseguida supe que lo hacía porque eso le daba la satisfacción de quedar por encima de ellos. Lo supe enseguida porque era parte de esa personalidad que vengo describiendo desde el primer párrafo. Una nulidad que aprovecha una situación fortuita de superioridad adquirida para afirmar una posición prevalente que es incapaz de conseguir por sus propios méritos. Alguien carente de habilidades sociales positivas para conseguirse el respeto y el afecto de las personas que la rodean. Es eso mismo lo que he visto en varios casos de estos que he comentado de personas con cierta visibilidad pública que utilizan esa situación de supuesta superioridad intelectual sobre los creyentes para satisfacer su frágil y escaso amor propio más que por combatir la fe en sí.

 

    Así que poco a poco he ido depurando la lista de personas a las que leo, escucho y veo porque me parece que de repente, de una simple vida sin mucho éxito social en un puesto de, por ejemplo, profesor de física en una universidad, han pasado a recibir una atención tan masiva, tan incondicional y que tanto premia la vanidad como sólo es capaz de ofrecer el internet posterior a la red 2.0 a alguien que no tiene por qué poseer ningún talento especial.  Casi lo mismo puede decirse de la mala leche que se usa particularmente en Twitter. Lo de moda que se han puesto cantidad de cuentas que critican siempre dando caña.

   He dejado en gran parte de discutir y casi por completo de reírme porque no quiero parecerme mucho a esos que deberían volver al cole a aprobar el recreo. Me aburren.

 

 

 

 

Actualización: Hablé algo de esto en el vídeo en vivo que el gran canal Razón o fe hizo sobre el ateísmo en redes sociales con Beto Cedillo como invitado: https://www.youtube.com/watch?v=PpQ0KYbLgy8&t=40s