sábado, 3 de mayo de 2014

¿Se han fijado ustedes...

    ... que los dioses, los ángeles, y hasta muchos alienígenas son primates (homínidos para más señas)?
    Yo sí me he fijado, claro. Pero igual es que a mí me gustan la historia natural y la evolución y la naturaleza y esas cosas.
    Yo soy un primate y eso tiene sentido. Para llegar a mí por línea directa de parentesco y acabar convirtiéndose en un homínido como yo a través de innumerables generaciones consecutivas hay que haber sobrevivido a cosas como ciertas extinciones masivas determinadas o las explosiones evolutivas específicas de las distintas eras geológicas del planeta Tierra y no a otras cualquiera. Son hechos únicos y concretos ocurridos en la historia natural de la vida en este planeta, propiciados por eventos fortuitos acaecidos localmente en nuestro sistema solar, lo que no ha ocurrido en otros planetas ni en el plano divino.
    A veces miro las calizas y me imagino que uno de esos bichos fosilizados con concha es mi antepasado. Cuanto menos, fijo que es un pariente. Qué rica, variada y fascinante es la imaginativa naturaleza, que como decía Feynman, nunca dejará que nos relajemos.

   Sin embargo ese tipo especial de fantasía, del tipo de la que ha sido inventada para creérsela como cierta, es tan patéticamente pobre en imaginación...

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