Debería de haber un modo en que pudiera caminar por los bosques sin estar ausente de ellos.
Y es que hoy, después de haber dejado atrás las colinas verdes humanizadas y, más atrás aún, la cegadora negrura civilizada, al fin he podido levantar la mirada y ver las ramas semidesnudas de los robles. Y me he dicho a mí mismo:
— Este es mi lugar.
Claro que paso demasiado tiempo en un lugar que no siento mío. Así que no quiero estar ahí. He tratado de, al menos, ya que pensé que podía hacerlo, fabricar un pequeño reducto personal donde poder imprimir mi identidad y así hacer valer un poco aquello que sólo yo podía ofrecer... hasta que me echaron. Y ahora allí ya no me queda nada.
![]() |
| Este objeto inicia una misión. |
Hace unos días estuve sentado en la terraza en la plaza del ayuntamiento. Sin que nadie se diera cuenta, pues lo hice disimuladamente, saqué del bolsillo izquierdo de mi camisa seis dimensiones microscópicas enrolladas en sí mismas y las puse a existir, o lo que quiera que hagan, encima de la mesa. No suele ser buena idea llevarlas ahí porque, incluso siendo menores que la longitud de Planck, a veces confundo algunas d-branas de las que albergan con el pañuelo y las partículas de mi nariz quedan vibrando de modo muy incómodo tras sonarme con ellas. En todo caso, después de casi una semana fluctuando, esta noche pasada han conectado con mi mente mientras vivía la parte importante de la vida, que es la que ocurre durante el más esencial de los dos estados. En esta parte principal de la vida, que como decía es cuando uno duerme, he empezado a girar dentro de las seis dimensiones sin moverme dentro de las cuatro habituales de la vigilia. Así he podido viajar a otro universo donde mi hija me llamaba: "Aita!", pero no he podido verla, porque al parecer no podía traerme su imagen a este universo nuestro, imagino que porque su luz no tiene permiso para escapar de allí hacia aquí. Yo sollozaba.
Cuando era jovencito y soñaba despierto con surcar los mares en velero y recorrer los continentes en busca de conocimiento naturalístico y antropológico me surgía la misma pregunta que ya era entonces, al igual que lo es hoy, difícil de responder: ¿Huir o quedarse a pelear? De momento prevalece la tercera y odiosa vía: el bloqueo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario