viernes, 22 de abril de 2011

Cruce de caminos

Gracias al libro que me estoy leyendo ahora mismo y con el que vuelvo a retomar la sana costumbre de publicar una lista de lecturas, supe de la vida de quien me crucé ayer en mi camino. Me enteré de que no es muy habitual su presencia, y de que una vez estuvo dentro de un huevo enterrado, que cuando salió de él trepó a una flor y esperó a que pasase una abeja para aferrarse a ella y ser introducido en su panal. En el panal se metió y fue encerrado en la celda donde había un huevo de abeja que se comió y donde también fue comiendo la miel allí almacenada. También pasó diversos estados larvarios durante meses, hasta salir como adulto. El adulto que me crucé yo ayer y que no puede provocar otra cosa en mí sino gran admiración y respeto. No debe de ser nada fácil la vida de una aceitera violácea.

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