Hoy he visitado a un viejo amigo que está enfermo y se muere. En su compañía he recordado la bondad de otro compañero de viaje más, para el cual este viaje ya terminó; su bondad, su cariño... Un rato después he recordado, todavía, a un amigo en común más, también ya desaparecido. Cómo nos divertimos todos juntos.
Tras apoyar mi mano y mi barbilla un poco en él, me he despedido como un draenei, deseándole que sus días fueran largos y escasos sus contratiempos. Mientras me despedía, he calibrado quién de los dos durará más —de no haber fatales accidentes—, mientras levantaba mi mano saludando para, acto seguido, darme la vuelta y partir sin mirar atrás... no fuese a hacerse la despedida demasiado insoportable.
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Para refugiarse a la débil luz de la luna menguante no hace falta sistema vascular |
No quiero reír alto. No quiero tener y ostentar cosas nuevas y caras. No quiero ir rápido. Ni ser agresivo, ni tener que verme obligado a ser fuerte, ni valiente.
Me estoy despegando de esta impostada realidad y sólo quiero lo que quiere un auténtico humano real. Que se le tenga en cuenta, y además, que lo que haga uno, cuente.
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